viernes, 28 de junio de 2013

La familia durante el verano




LAS REGLAS DE ORO PARA PADRES DURENTE EL VERANO
  1. Aprovechar para pasar tiempo con vuestros hijos: durante el curso apenas habéis tenido tiempo de ocio juntos y es fundamental para el desarrollo psíquico y emocional del niño compartir tiempo con las figuras de apego.
  2. Planificar actividades, adaptadas a los niños, que impliquen diversión: Los niños necesitan saber que la diversión es una prioridad ALTA para mamá y papá.
  3. Si tienes que trabajar: Si tienes niños jóvenes, ayudarles a descubrir cómo van a ayudar en la casa. Si usted tiene niños mayores, establecer la ley y hacerles saber cuáles van a ser sus responsabilidades este verano.
  4. Importancia tiempo de lectura: Mantenga a sus hijos intelectualmente activos.  Hacerles leer algún libro que ellos elijan, e intentar que ellos se organicen solos para leerlos.
  5. Desactivar medios de comunicación: La última cosa que queremos es que sus hijos estén encerrados todo el verano jugando con el ordenador, ver la televisión, consolas, Twitter, Facebook… Realmente creo que todos los padres deben establecer normas este verano y aprovechar para que pasen tiempo en el exterior, campo, piscina, parque, montaña…
  6. Límites con afecto: Darles el permiso, control y autoridad para decidir cómo quieren pasar su tiempo este verano.  Los padres deben crear unos límites como los que he mencionado, sino darles un poco de libertad para elegir este verano.

Mercedes Bermejo Boixareu
Psicóloga y Terapeuta Familiar
Nº Col: M-21493
Tlf. +34 669 83 48 45

lunes, 24 de junio de 2013

El Adolescente y la Familia

Desde nuestra preocupación como padres hay varias cuestiones que deberíamos plantearnos:

 • ¿Cómo es la comunicación con mi hijo/a?

•¿Qué me gustaría que cambiara?

•¿Qué cosas he intentado para resolver los conflictos con mi hijo/a? ¿Han funcionado? ¿Por qué?

•¿Qué ocurriría si ya no hubieran conflictos con mi hijo/a? ¿Cómo afectaría a nivel familiar?

•¿Qué responsabilidad tengo como padre/madre en la actitud de mi hijo/a adolescente?

• ¿Qué otros aspectos pueden estar afectando en la conducta/actitud de mi hijo/a?

 

La Terapia familiar centrada en adolescentes tiene como objetivos:

•Mejorar el ambiente familiar

•Conocer las características de la etapa de adolescencia

•Aprender las habilidades y herramientas que nos permiten la resolución pacífica de conflictos

•Saber entablar una comunicación funcional con nuestros hijos

•Aprender a resolver conflictos empleando habilidades de pensamiento, emocionales y comunicativas necesarias.

La Terapia con Adolescentes está basada en sesiones individuales con el adolescente, paralelamente con un trabajo con su familia.



Mercedes Bermejo Boixareu
Psicóloga y Terapeuta Familiar
Nº Col: M-21493
Tlf. +34 669 83 48 45

viernes, 21 de junio de 2013

Biografía de Mercedes Bermejo Boixareu

Mi nombre es Mercedes Bermejo Boixareu.  Soy Psicóloga y Terapeuta Familiar, acreditada y colegiada (M-21493), y llevo trabajando en este ámbito desde hace más de diez años.
Soy docente en la Universidad y en otras Instituciones de reconocido prestigio para profesionales de la Salud, poseo publicaciones relacionadas con el ámbito de la Infancia y Adolescencia, y colaboro en varios Proyectos de investigación.  He sido Psicóloga en el Ayto de Pozuelo durante más de 5 años, y ejerzo en consulta privada en Pozuelo de Alarcón desde hace más de siete años, con pacientes derivados desde centros escolares del Municipio.
Me he formado en España, EEUU, Francia e Irlanda, y he completado mis estudios con varios Posgrados en Terapia Familiar Sistémica, Terapia Humanista, Gestalt, Psicodiagnóstico Infantil…

Para más información:

Mercedes Bermejo Boixareu
Psicóloga y Terapeuta Familiar
Nº Col: M-21493
Tlf. +34 669 83 48 45

Objetivos Terapia Familiar

La Terapia Familiar tiene como objetivo:
. Apoyar y potenciar los recursos y capacidades que toda la familia posee
.  Mejorar el bienestar de la persona y del  contexto familiar
.  Comprender mejor a los menores
. Autoconocimiento y desarrollo de la inteligencia emocional y social
. Adquirir habilidades de comunicación, empatía,…

Mercedes Bermejo Boixareu

Psicóloga y Terapeuta Familiar

Nº Col: M-21493
Tlf. +34 669 83 48 45

Manejo de las emociones en Terapia Familiar Sistémica

«Cualquier persona puede enojarse, eso es fácil. Pero enojarse con la persona indicada en la intensidad correcta, en el momento adecuado, por los motivos justos y de la forma más apropiada, no es nada fácil». Aristóteles.
 
 
Ha sido en los últimos años cuando la Psicoterapia ha dado un giro volviendo hacia una Psicología más humanista, recuperando las emociones y los sentimientos como parte integral de la interacción humana, ampliando recursos específicos relacionados con el manejo consciente del mundo afectivo interpersonal.
Durante los primeros años del niño, los padres ejercen de “espejo”, interpretando su comportamiento, y en algunos casos sin tener en cuenta sus capacidades motrices, perceptivas y de desarrollo.  Por lo que el niño interioriza dicho juicio bloqueándose cualquier proceso de sanación, sin permitir que las emociones sean expresadas, que en muchas ocasiones deriva en síntomas que el niño asume, representa y refleja como propio, a pesar de tratarse de los sentimientos del adulto que no está siendo capaz de resolver. 
Para que el terapeuta pueda obtener información real de las relaciones del sistema, de las reglas habituales, los secretos familiares, y la familia escenifique la secuencia de interacciones disfuncionales entre los miembros, en un primer momento de la terapia no conviene retirar el síntoma. 
En los casos en que el niño es el paciente identificado el síntoma será su mecanismo de defensa, su protección y única herramienta que tiene de enfrentarse al mundo o de expresar su angustia.  Por ello es prioritario detectar cómo son expresadas estas reacciones afectivas complejas, sus procesos cognitivos, su forma de expresión corporal, somática o conductual, así como las creencias intergeneracionales, legados familiares, las funciones del síntoma y los factores mantenedores. 
Con frecuencia los niños expresan conflictos que sus padres no son capaces de expresar o conectar con las emociones devenidas de dichos conflictos, por lo que, no sólo el niño sino también la familia necesita apoyo para expresar las emociones bloqueadas, y eso requiere de un aprendizaje emocional, que en muchos casos se trata de un lenguaje totalmente desconocido para la familia.  Un trabajo emocional conlleva una reestructuración cognitiva, con una función organizativa y adaptativa del comportamiento, tanto a nivel individual como a nivel relacional, que a su vez afecta directamente en la conducta del paciente.
Como terapeutas reguladores de las emociones es fundamental que conozcamos y detectemos las emociones básicas (alegría, tristeza, miedo, enfado), diferenciando las negativas de las positivas, entendiendo que las negativas (enfado, miedo, rechazo) inducen a comportamientos negativos con pocas alternativas, mientras que las positivas (alegría, orgullo, satisfacción, bienestar) posibilitan una activación generalizada que permite la apertura y búsqueda de contacto social.
En el trabajo con niños, así como en sesiones con adultos y sesiones familiares, se trabaja en base a estas emociones, ayudándoles a poner nombre a esas sensaciones, acompañándoles, valorando y validando los sentimientos y pensamientos que puedan ir apareciendo, creando un espacio de tolerancia y permiso a las emociones, por ello es importante ofrecer una buena contención.  Aquí cabría mencionar los procesos circulares emocionales, abordados por una de las pioneras en Terapia Familiar, Virginia Satir, describiendo los cuatro estilos de comunicación básicos, y narrando nuestro teatro interno con la escenificación de todas nuestras posibles caras.
El niño, a diferencia del adulto, a medida que madura diversos aspectos influyen, moldean y determinan su existencia.  Si estas influencias exteriores son captadas como dañinas el niño puede que restrinja sus sentidos, bloquee sus emociones, se dificulten funciones de su cuerpo, e inhiba su intelecto.  Por ello debemos validar sus sentimientos, que en ocasiones son ignorados por los adultos, permitiendo la expresión de sus emociones negativas.
Por otro lado, los niños que han vivido traumas; ya sea la pérdida de un ser querido, acoso sexual, maltrato o separación de sus padres, bloquean sus emociones y no saben bien qué les ocurre ni cómo expresarse, reprimiendo cualquier tipo de emoción, llegando, en niños muy sensibles, a culpabilizarse sobre cualquier acontecimiento externo ajeno a su responsabilidad.

Mercedes Bermejo Boixareu
Psicóloga y Terapeuta Familiar
Nº Col: M-21493
Tlf. +34 669 83 48 45

miércoles, 12 de junio de 2013

Terapia Familiar Sistémica con Niños y Adolescentes

El presente capítulo está diseñado como guía y orientación en el entrenamiento e implementación del trabajo terapéutico con niños desde una orientación sistémica; dejando siempre espacio y flexibilidad para la expresión de la propia creatividad. 
Relacionarnos con los demás forma parte de nuestras vidas, por lo que inevitablemente influye directamente en nuestra salud, sentimientos, conducta, y formas de comunicación (Satir, V., 2006).  Al trabajar con niños estamos interviniendo directa e indirectamente con todos los representantes del sistema familiar, con sus emociones, creencias, mitos, legados familiares, esquemas vitales...  Por ello, el trabajo paralelo y conjunto con el sistema familiar es fundamental, de tal manera, que los cambios que vayan sucediendo debemos procurar que encajen y sean respetados en el sistema al que pertenece.  El niño debe tener una sensación de pertenencia, para así sentirse seguro en la familia y, con ello, en la vida.
Desde la Terapia Familiar con Niños y Adolescentes en muchos casos nos vemos obligados a hacer terapia de pareja, con hermanos, individual con uno de los progenitores, y en los últimos tiempos es frecuente encontrarnos trabajando con otros miembros del sistema, como pueden ser, la cuidadora, la pareja del padre/madre que convive con el menor, o los abuelos.  Igualmente, hay otros sistemas que afectan a nuestros niños y que también debemos tener en cuenta.  Estos son, el sistema escolar, sanitario, los Servicios Sociales, la familia extensa, la comunidad de vecinos, y por supuesto, el sistema político.
Igualmente, al encontrarnos en tiempos de crisis económica es inevitable que ésta afecte en la disciplina de la terapia familiar.  Esta situación se está viendo afectada tanto en el ámbito privado como en el público, a través de los recortes de presupuestos en el área de los servicios públicos.  Por lo que nuestra profesión se está viendo gravemente dañada como consecuencia de estos acontecimientos socio-económicos.
Los niños, desde su riqueza interior, suelen utilizar diferentes canales para comunicarse, por lo que es importante no hacer uso exclusivo de canales verbales en la interacción con ellos.  Los dibujos, juegos, el uso de la imaginación y de la fantasía pueden ser útiles para permitir a los niños comunicar sus ideas, emociones o pensamientos.  A continuación se exponen teorías, modelos y métodos de trabajo adaptados a diferentes etapas de desarrollo del niño.
Como cualquier terapia centrada en los aspectos relacionales, la Terapia Familiar Sistémica no sigue una metodología rígida y predeterminada de tratamiento, ni un patrón único de intervención, ya que se trata de una orientación abierta a introducir cambios, y flexible en su desarrollo, respetando en todo momento los aspectos éticos y deontológicos de la práctica clínica.  “El arte de la terapia de familia consiste en entrar en coparticipación con la familia, experimentar la realidad como lo vivencian sus miembros, envolverse en las interacciones que forman la estructura familiar, y plasman el pensamiento y conducta de cada uno de las personas.” (Minuchin, 2004, p.15)
El profesional debe asegurarse de que su práctica esté enmarcada en el ámbito terapéutico teniendo en cuenta las características y ciclo evolutivo del niño y/o adolescente, evitando exponer al menor a riesgos o situaciones que pudieran ser perjudiciales para éste.  Por ello, es fundamental ofrecer al niño un espacio de seguridad, respeto y confianza, entendiendo que nuestra labor como terapeutas requiere, no sólo de una base teórico-práctica, sino de implicación ética a lo largo de todo el proceso terapéutico, de afecto, y de un espíritu de entusiasmo e ilusión.